La biopsia del ganglio centinela puede sustituir a la linfadenectomía axilar en determinados casos de cáncer de mama tratados con quimioterapia neoadyuvante

Una reciente reunión del Comité de Tumores de Mama de la clínica IMQ Zorrotzaurre ha puesto de manifiesto que, gracias a unos nuevos protocolos y técnicas de biopsia del ganglio centinela, en determinados casos de cáncer de mama con afectación ganglionar y cuando se inicia el tratamiento con quimioterapia —lo que se denomina quimioterapia neoadyuvante—, es posible evitar la extirpación de la totalidad de los ganglios de la axila reduciendo al máximo la posibilidad de sufrir un linfedema (acumulación anormal de linfa en un miembro, en este caso, un brazo), un efecto secundario que se da en ocasiones en estos casos.

Tal y como explica el doctor Luis María Guevara, ginecólogo y coordinador del área Materno-Infantil de la clínica IMQ Zorrotzaurre, «uno de los temas de actualidad en el tratamiento del cáncer de mama es el manejo quirúrgico de la axila en pacientes que reciben quimioterapia neoadyuvante, principalmente, en aquellas pacientes que en el momento del diagnóstico se constata que tienen afectados uno o más ganglios».

El manejo estándar hasta hace bien poco en estas pacientes «era realizar un vaciado axilar después de la quimioterapia, ya que la biopsia selectiva del ganglio centinela no tenía la fiabilidad necesaria. Sin embargo, esto está cambiando hoy y estudios recientes demuestran que en pacientes seleccionadas esta biopsia selectiva en los ganglios puede ser una herramienta factible, siempre que se realice bajo determinadas circunstancias que mejoran las tasas de detección y aumentan su fiabilidad. Estas circunstancias comprenden desde el uso de nuevos métodos de análisis molecular, a nuevos y estrictos protocolos de análisis».

Como ejemplo de éstos, durante la reunión del Comité de Tumores de Mama de la clínica IMQ Zorrotzaurre se señalaron el uso de doble trazador (colorante y tecnecio), estudio del ganglio centinela mediante inmunohistoquímica o técnicas moleculares que permiten detectar bajas cargas tumorales, marcaje del ganglio afectado de manera previa al tratamiento (para garantizar su posterior extirpación), análisis de al menos dos ganglios, etcétera. Según declaran los expertos, «en caso de que no podamos cumplir alguna de las premisas previas o que alguno de los ganglios sean positivos, se tendría que realizar el vaciado de los ganglios axilares».

Quimioterapia neoadyuvante

El ginecólogo y coordinador del área Materno-Infantil de la clínica IMQ Zorrotzaurre indica que es más frecuente iniciar el tratamiento del cáncer de mama por la cirugía, «pero en determinadas circunstancias como los tumores de mama localmente avanzados, como son los T3 y T4 (tamaño superior a 5 cm o con extensión a la pared torácica de la paciente) y los N1, N2 o N3 (afectación de los ganglios) la quimioterapia neoadyuvante, hoy en día, es el tratamiento estándar».

Con el uso de la quimioterapia «se consigue reducir el volumen tumoral, permitiendo en ciertos casos convertir un tumor inoperable en uno candidato a la cirugía. En otros casos evita la realización de una mastectomía, posibilitando una cirugía conservadora de la mama».

Además, la quimioterapia neoadyuvante determina la quimiosensibilidad in vivo del tumor.