En los últimos años se ha producido un aumento en la tasa de cesáreas debido a varias razones. Por un lado, a algunas pautas desarrolladas dentro de la Ginecología que abogaban por aplicar esta cirugía en todos los supuestos en los que el bebé viniese de nalgas al final de la gestación -posteriormente esta decisión fue motivo de gran controversia y hoy en día no es aceptada como tal-.

Por otro lado, tal y como explica el Dr. Luis María Guevara, coordinador de la Unidad Materno Infantil de la Clínica IMQ Zorrotzaurre, «también han contribuido a este incremento otros factores como una maternidad más tardía con embarazos cada vez de mayor riesgo, el aumento de las gestaciones múltiples y la mayor difusión de las técnicas de reproducción asistida».

«Un tercer factor -añade el doctor Guevara- lo constituyen las gestantes que desean y solicitan una cesárea programada antes del inicio del parto con el objetivo de mantener integro el suelo pélvico y de esta forma reducir el riesgo posterior de prolapso uterino, incontinencia urinaria y dispareunia o problemas en las relaciones sexuales».

Respecto a estas pacientes, conviene resaltar, que aunque la intervención ha evolucionado a unos indicadores de seguridad y sencillez en la técnica, existen riesgos que son aún mayores cuando se asocian a cesáreas de repetición. Tal y como apunta el coordinador de la Unidad Materno Infantil de IMQ Zorrotzaurre, «ante la preferencia de la madre de una cesárea programada o ante el más mínimo problema que surja el día del parto al considerar que la cesárea es un procedimiento más seguro que el parto tanto para el bebé como para ella misma, hay que dejar muy claro que esto no es así». Y añade que, «la cesárea electiva se asocia a una tasa 2,4 veces mayor de mortalidad neonatal en comparación con el parto vaginal y el riesgo de mortalidad materna postparto es 3,6 veces mayor después de una cesárea que de un parto vaginal. Además, el riesgo de morbilidad materna severa asociado a la cesárea electiva es superior al del parto vaginal».

Por otro lado, cabe destacar también que, el porcentaje de cesáreas difiere de manera importante, por múltiples motivos, en la sanidad pública y privada. Así, en España, de forma global, la medicina privada presenta una tasa de cesáreas en torno al 36.8% y la medicina pública sobre el 21.8%. Estas cifras difieren en el País Vasco. En la clínica privada más grande de Euskadi, IMQ Zorrotzaurre, «nos hemos ido equiparando con la pública gracias al esfuerzo continuo realizado por la unidad materno infantil», apunta el ginecólogo de IMQ, que se enorgullece de contar con una tasa de cesáreas del 23% en 2017. Y añade que, «la tendencia actual pasa por adecuar y reducir la tasa de cesáreas en nuestro medio, aproximándonos a los indicadores de calidad demandados entre otros organismos por la Organización Mundial de la Salud (OMS)».

DR. LUÍS MARÍA GUEVARA PÉREZ
ESPECIALISTA EN GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA DE IMQ