Alrededor de una etapa que genera tantos interrogantes como el embarazo se pueden arraigar ciertos mitos que conviene desterrar. Se trata de consultas, dudas y decisiones que el facultativo adecuado puede despejar de forma rápida y sencilla. Aun así, es relevante hablar sobre una cuestión que preocupa a muchas futuras madres: dejar de fumar y la ansiedad estando embarazada, ¿qué es peor?

Dejar de fumar, ansiedad y embarazo

La respuesta es obvia: siempre será mejor dejar de fumar. El tabaquismo con frecuencia confunde el hábito de fumar con un hábito relajante, cuando en realidad no es así. El hecho es que la necesidad de nicotina que causa el hábito la combatimos con una nueva dosis (que a su vez nos producirá ansiedad en busca de una nueva dosis debido al síndrome de abstinencia), pero eso no quiere decir que proporcione relajación.

La nicotina es estimulante, y tan solo eliminándola de nuestro organismo podemos evitarnos el estrés que nos crea. De hecho, dejaremos de depender de multitud de situaciones en las que nos creamos rutinas para poder fumar de nuevo (como las pausas para el cigarrillo en el trabajo).

La hipotética ansiedad que pudiera causar el dejar de fumar no es para nada tan perjudicial como para valorar el continuar fumando, aunque se disminuyan las dosis.

En cuanto a la posibilidad de engordar debido a dejar de fumar, lo cierto es que en el embarazo coger peso es normal y tan solo hay que preocuparse de llevar una dieta sana y equilibrada y de mantener hábitos sanos (se puede consultar con el ginecólogo la posibilidad de practicar algún tipo de deporte, ya que si no hay ningún tipo de problema de salud será muy recomendable).

Por tanto, y ante el temor de sufrir ansiedad por el hecho de dejar de fumar durante el embarazo, lo más conveniente será buscar alternativas sanas que ayuden a sobrellevarlo, pero siempre teniendo presente que un cigarrillo no soluciona ningún problema de ansiedad y que conlleva muchos problemas de salud tanto para la madre como para el hijo. Un paseo, practicar respiraciones relajantes o una actividad sencilla deberían bastar.

En cualquier caso, si se siente la necesidad de fumar durante el periodo de gestación (y esto es extensible a cualquier persona y momento vital), lo mejor es recurrir a la ayuda de un profesional de la salud.

Tabaquismo y embarazo

Sobre los problemas para la salud que puede crear el hábito de fumar se ha escrito mucho, pero las estadísticas por desgracia nos confirman que aún queda mucha didáctica por hacer para alejar a las personas de esta peligrosa mala costumbre. El momento perfecto de dejarlo es cualquiera, ya que la mejor medida que se puede tomar con respecto al tabaquismo es dejarlo.

En especial es importante que las mujeres fumadoras embarazadas dejen de fumar, cuanto antes, puesto que los efectos perniciosos afectarán también al feto sea cual sea la cantidad consumida al día al llegar hasta la placenta las sustancias tóxicas que van a impedir el paso de nutrientes y lo más importante: oxígeno.

 

Efectos del tabaco en el feto

Los bebés expuestos al humo de tabaco tienen más posibilidades de nacer bajos de peso, lo que se traduce en mayores posibilidades de tener mala salud. Hay que resaltar que una ínfima cantidad de humo aspirado por la madre es suficiente para que llegue a los tejidos del feto. De hecho, es bastante probable que sean niños de baja estatura.

Las enfermedades respiratorias tendrán mayor incidencia entre los bebés cuya madre haya fumado durante el embarazo, tales como bronquitis o asma. También se verá afectada su capacidad de concentración y será más fácil que contraigan el hábito que otras personas.

Tabaco y lactancia

También en la etapa de lactancia debe evitarse el consumo de tabaco ya que, aunque sea en pequeñas dosis, parte de los tóxicos que se introducen con el humo van a parar a la leche materna. Si no se puede evitar el hecho de fumar, sería conveniente hacerlo después de alimentar al recién nacido, de modo que cuando vuelva a alimentarse al organismo de la madre le haya dado cierto tiempo a eliminar tóxicos.

Esto puede incidir en el estado del bebé, que puede sufrir alguno o algunos de estos síntomas:

  • Intranquilidad
  • Dificultades para conciliar el sueño
  • Ritmo cardíaco acelerado

Mujeres fumadoras después del embarazo

Si se consigue dejar de fumar con ocasión del embarazo, es una verdadera lástima volver a fumar después del nacimiento, por no mencionar la importancia de evitar un ambiente con humo de tabaco alrededor del recién nacido.

Si se consigue superar el embarazo sin fumar, en realidad debería de ser mucho más sencillo no volver a la costumbre. Ante cualquier duda sobre la capacidad para aguantar sin fumar, lo mejor es buscar apoyo psicológico y médico.

Luis María Guevara
Especialista en Ginecología de la clínica IMQ Zorrotzaurre