Descripción del proyecto
Cirugía oncológica ginecológica
Si te han diagnosticado un cáncer ginecológico, en GYOZ contamos con un Comité de ginecología oncológica integrado por los mejores especialistas, que te ofrecerá un diagnóstico preciso y un tratamiento adaptado a tu situación.
Todo diagnóstico de cáncer de origen ginecológico precisa de un área multidisciplinar, constituido por profesionales de distintas especialidades que colaboran para ofrecerte la mejor solución. Esto es lo que te ofrece Ginecología Zorrotzaurre (GYOZ) a través de nuestro equipo.
CÁNCERES GINECOLÓGICOS
Existen varios tumores malignos incluidos en lo que se denomina el tracto genital femenino. Estos son el cáncer de vulva y de vagina, el cáncer de cuello uterino o de cérvix, el cáncer de endometrio y el sarcoma uterino; el cáncer de ovario y de trompa. El cáncer de mama quizá sea el más conocido por ser el más frecuente en nuestra especialidad y en la mujer.
Esta gran variedad de tumores malignos o cánceres tienen diferentes particularidades en cuanto a la frecuencia, a la edad media de aparición en la mujer, a la existencia o no de lesiones precursoras que puedan ser tratadas como si de una prevención se tratase o incluso de una vacuna, como sucede en el cuello del útero. También cada tipo de tumor por sus características presenta en general un diagnóstico más temprano o más tardío y por este motivo tiene un pronóstico y una tasa de supervivencia diferente. El abordaje o estrategia para su tratamiento también difiere de unos a otros debido a las diferentes vías de extensión que caracterizan a cada tumor.
El cáncer más frecuente en la mujer es el de mama y entre los ginecológicos, de más frecuentes a menos, se distribuyen de esta forma: Endometrio, Cérvix, Ovario y Vulva.
La incidencia del Cáncer de vulva varía entre 1 y 3 por 100.000 mujeres por año. Esta incidencia se incrementa con la edad, siendo mas frecuente a partir de los 60. En los últimos años se esta viendo un aumento de esta patología a edades más tempranas, en etapas más precoces del tumor y asociadas al HPV (Virus del papiloma humano)
Además del motivo de consulta de la mujer ante cualquier síntoma o cambio morfológico a nivel de la vulva, es fundamental la implicación del ginecólogo en las revisiones ginecológicas periódicas o en las consultas por otros motivos a la hora de detenerse y observar con atención cualquier cambio en la anatomía ya que un diagnóstico temprano hace que la cirugía, tratamiento de primera elección en este caso, sea menos agresiva y el pronóstico de la enfermedad más favorable.
El cáncer de ovario es más frecuente en los países desarrollados como sucede con el cáncer de mama. Este hecho se relaciona con la baja natalidad en estos países, además de otros factores. (Países nórdicos, Inglaterra, Alemania y Norteamérica)
En España la tasa se sitúa en más de 10 nuevos casos por 100.000 habitantes y año. Este tumor suele aparecer o diagnosticarse entre los 45 y los 75 años. A veces, aunque de forma infrecuente se da en personas muy jóvenes, incluso desde los 15 años, por lo que nunca se puede bajar la guardia.
El problema del cáncer de ovario es que en las etapas iniciales en general no presenta sintomatología, puede ser silente y por lo tanto, el diagnóstico tardío y el pronóstico sombrío. Las revisiones periódicas con ecografía son la forma de intentar evitar los estadíos (etapas) avanzados sobre todo dirigidas a las personas con factores de riesgo como es la etapa de la menopausia y el hecho de no haber tenido embarazos (nuligesta), mujeres con antecedentes familiares de cáncer de ovario, antecedentes personales de otras neoplasias como mama, endometrio, colon y la utilización previa de inductores de la ovulación. No existen programas poblacionales por no haberse demostrado la eficacia.
En el Cáncer de ovario actualmente englobamos a los tumores que se producen en las trompas de Falopio y en el peritoneo. Estudios recientes han concluido que el tumor de la trompa no es tan raro como se pensaba y ahora sabemos que la mayoría de los cánceres de ovario en realidad tienen su origen en una de las trompas y desde ahí diseminan e infiltran el ovario.
La cirugía tiene una doble vertiente en el tratamiento de este tumor. Por un lado el objetivo fundamental de la exéresis (extirpación) adecuada del tumor y por otro tiene un papel trascendental en la estadificación de la enfermedad. Estadiar la enfermedad es saber en que etapa estamos, es decir si el cáncer de ovario está localizado en los ovarios o si existe una diseminación. De esta forma se decidirá que tipo de tratamiento es el más idóneo y se determinará el pronóstico. Hoy en día es posible realizar por vía laparoscópica el estudio de extensión del cáncer de ovario en estadio inicial.
El cáncer de cuello o de cérvix es más frecuente en los países menos desarrollados y constituye la tercera neoplasia más frecuente entre las mujeres a nivel mundial.
En este tipo de tumor se da la existencia de lesiones precursoras, las conocidas como lesiones intraepiteliales de bajo grado y de alto grado que vemos en las citologías y en las biopsias de cérvix.
El cribado de mujeres sanas mediante citología cervical de manera continuada y adecuada ha conseguido reducir hasta un 90% la incidencia y mortalidad por cáncer de cérvix.
En la última década se ha confirmado que el virus del papiloma humano (HPV) es el agente causal de la práctica totalidad de los tumores de cérvix y sus lesiones precursoras.
Durante los primeros años de vida sexual se produce una elevada tasa de infección por HPV pero posteriormente se suele producir el aclaramiento viral espontaneo. La mayoría de las infecciones de este grupo son transitorias y no tienen importancia desde el punto de vista oncogénico. Sin embargo las mayores de 35 años, aunque tienen menor incidencia de infección por HPV, presentan mayor porcentaje de persistencia, lo que confiere mayor riesgo e incidencia de lesiones precursoras a partir de esta edad.
La vacunación sistemática frente al HPV que se ha implementado a las niñas en edad escolar en nuestro medio y a la que probablemente se sumen los niños en breve, hace pensar en una nueva época en lo que se refiere a las lesiones precancerosas y cánceres que afectan al cuello de útero, vulva, vagina y ano.
El cáncer de endometrio es el tumor más frecuente del tracto genital femenino en España y el segundo en mortalidad después del cáncer de ovario.
Aunque la mayor parte de estos tumores acontece a partir de los 55 años, casi un 25% se diagnostican antes de esta edad. Cuando se diagnostica un cáncer de endometrio por debajo de los 50 años hay que considerar la posibilidad de que esa paciente sea portadora de un síndrome de predisposición familiar al cáncer como el síndrome de Lynch.
Cuando nos referimos al cáncer de endometrio es necesario destacar que estamos tratando por lo menos dos tipos de tumores distintos no solo en la histología, sino en su biología, pronóstico y tratamiento.
El Tipo I es el Adenocarcinoma de tipo endometrioide. Es un tumor hormono dependiente y se relaciona con la exposición a los estrógenos. Se desarrolla a través de la secuencia hiperplasia – carcinoma. Su evolución suele ser lenta y el pronóstico favorable. La hiperplasia endometrial aquí, juega un papel de lesión precursora, de paso previo al carcinoma, siendo su diagnóstico y tratamiento claves para no llegar al cáncer. La indicación del DIU de progesterona con la liberación local y continua de ésta en la fase de la perimenopausia constituye hoy en día una forma de prevención o “vacuna” de este tipo de tumor.
El Tipo II no se beneficia de esta posibilidad ya que no responde a tratamiento hormonal. Histológicamente corresponden a los carcinomas de tipo seroso y de células claras con un comportamiento semejante al del ovario y por lo tanto, más desfavorable. En este grupo se incluyen los carcinosarcomas.
El tratamiento del cáncer de endometrio supone un verdadero reto para el ginecólogo al tratarse frecuentemente de personas de edad avanzada con patologías asociadas como diabetes, hipertensión y obesidad.
Siempre que sea factible por las condiciones de la paciente se opta por la laparoscopia como vía de abordaje quirúrgico. La irrupción del ganglio centinela en este tumor nos hace replantearnos y redefinir el valor e indicaciones de la linfadenectomía pélvica.
Tenemos que considerar que debido a la elevada tasa de curaciones en estadios iniciales y supervivencias globales a los 5 años (entre un 80 y 85%) se ha creado la falsa y peligrosa idea de tratarse de una enfermedad de bajo riesgo para estas pacientes, pero no hay que bajar la guardia.
Se puede concluir que nuestra Unidad de Ginecología trata cualquier patología oncológica de origen ginecológico con todas las garantías al contar con equipos de grandes especialistas en Radiodiagnóstico (Ecografía de alta resolución, Resonancia, TAC y PET-TAC), Medina Nuclear, Anatomía Patológica, Oncología, Cirugía General, Urología y Medicina Interna.
En el Comité de tumores valoramos de forma conjunta la terapia mas adecuada para cada caso y se te ofrecerá un diagnóstico preciso y un tratamiento adaptado a tu situación.